jueves, 22 de enero de 2009

Sobre el "cine imprescindible"

Desde la mediateca de la ECAM aprovecho para actualizar en unos tiempos extraños, averiados, rocambolescos. La imparable fagocitación de películas a la que me veo sometido a diario está provocando que mis atribulados sesos se dispersen, quedando huecos vacíos por los que entra el aire y escapa el sentido común. Los nombres, épocas, estilos, escuelas, manifiestos, se mezclan en una danza infernal en la que Mizoguchi baila la conga con Marlon Brando, Peter Sellers le pide rollo a Catherine Deneuve y Boris Karloff vuelve de entre los muertos para hacerle guiñitos eróticos a Kim Novak. El conocer un nuevo actor, una nueva escuela, un nuevo director, abre todo un mundo de nuevas pelis y cortos y documentales y guiones y ayudantes de dirección y dires de foto, y scripts que "debes conocer" inexcusablemente sólo por el hecho de estar en la ECAM y aspìrar a ser un director. Pero bueno, ¿Es que cuando esté cagándome en todo para hacer un travelling se me va a aparecer -digamos- el espíritu de Stanley Kubrick pa decirme, "no, es mejor que coloques la cámara a esta altura, etc.etc.?" A veces confundimos conocimiento útil y conocimiento inútil. Y lo he comprobado: Viendo 3 pelis al día sólo consigues que tu gusto se atrofie, el espíritu crítico reviente y tus dioptrías aumenten.

Últimamente me he atiborrado de "obras maestras" que no había tenido la oportunidad de ver todavía, y reconozco que aun siendo buenas no todas me han parecido divertidas, o me han aportado más que un paseo por la playa, un café con cualquier amiguete o un plato de borraja como los que hace mi abuela. Todo eso es subjetivo, y personalente sigo sobándome con las películas de Ozu, me dan ganas de matar a Bresson y sus actores de mármol, no soporto a Jaime Rosales y me rallo con determinadas pelis intocables, que han sido idolatradas simplemente por pèrtenecer a un director u época concretas. No es que Ozu, Bresson o cualquier otro sean malos o buenos, guapos o feos, sinqo que la pedantería de un gran sector de la crítica y los propios cinéfilos (a veces carentes de espíritu crítico) les lleva a idolatrar pelis que olvidan que el principal cometido del cine es entretener, no restregar al espectador un discurso elitista e incomprensible, con la excusa del cine de autor. Estos cinéfilos y críticos han perdido a menudo el espíritu de criticar, de admitir que se aburrieron con determinadas películas, desarrollando una actitud snob y cultureta afirmando ver lo que no hay y sentir lo insensible.

Desconfiad de las "obras maestras", mandad a la mierda a los que os vapuleen con directores exóticos, artistas de segunda fila y con nombres de más de doce letras, simplemente por el hecho de que cumplen estos requisitos. El cine está por encima de estas chorradas.



Sigue adelante esta revolución, ¿No? Vamos, si queréis...